CONCEJO DELIBERANTE DE LANÚS

jueves, 4 de septiembre de 2014

EDICIÓN IMPRESA. Espiritualidad. La tolerancia

Por Andrea Vartanián.

La tolerancia es un valor muy importante del ser humano y refiere a la aceptación de distintas formas de vista ya sea religiosa, cultural, social o de diversidad de opiniones. Debe practicarse en el día a día. Es la base para una sociedad justa y armónica. Ser más tolerantes requiere de una mente abierta y de ponerse en el lugar del otro.

Los seres humanos fuimos creados para convivir con otras personas y no para estar solos y alejados del resto de la sociedad. Pero pasa, que en muchas ocasiones esta convivencia se nos hace difícil, ya que estamos tan ensimismados en nuestra forma de vivir y de ver la realidad, que dejamos de ser tolerantes con las demás personas que nos rodean. Así, empiezan los roces, las peleas, las discusiones y los malentendidos, que muchas veces nos hieren o herimos sin querer y sin necesidad.

Para poder entender y ser más tolerantes con nuestros amigos, familiares, compañeros de colegio o de trabajo, debemos tener una mente más flexible y más abierta. Ser tolerante implica aceptar ideas u opiniones contrarias, sin necesidad de discutir para lograr un acuerdo o imponer la visión propia.

Es importante evitar juzgar a los demás, aunque sabemos que es sumamente difícil. Por alguna razón siempre nos creemos con el derecho de decir cómo es la mejor forma de actuar, y condenamos a una persona sin realmente saber las condiciones que la llevaron a cometer un error o actuar de determinada manera.

Una forma fácil de ponernos en el lugar del otro y evitar juzgar, es tratar de comprender cuáles fueron las situaciones y circunstancias que lo llevaron hasta ese punto. Pudo haber sido un mal día, un trauma de la niñez, una experiencia pasada, una tristeza, un sentimiento confuso, etc.

Solemos emitir comentarios poco constructivos frente al comportamiento del otro y no analizamos la situación desde varios puntos de vista. Hay momentos donde nos dejamos dominar por la bronca que nos provoca el no tener la respuesta esperada, pero debemos evitar que ésto ocurra.

Hay que tener en cuenta que la falta de flexibilidad e intolerancia suelen hacernos más daño a nosotros que a la persona que las recibe. Nosotros somos los que quedamos disconformes, y con rabia, mientras que los demás están ocupados con su forma de pensar y sus decisiones. Hagamos el intento de ser más tolerantes y viviremos en un mundo mejor.

«El enemigo más grande que tiene la tolerancia puede anidar dentro de cada uno de nosotros, y se llama egoísmo». P. Aderico Dolzani.

«La tolerancia es la madre de la paz». Gaetano Filangieri.

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