CONCEJO DELIBERANTE DE LANÚS

miércoles, 3 de febrero de 2016

EDICIÓN IMPRESA. ESPIRITUALIDAD: Aprender a aceptarse

Por Andrea Vartanián.

En busca del “cuerpo perfecto”, muchas personas se fijan metas irreales, y rápidamente pierden la motivación. En tanto, aquellos que asumen su cuerpo, y solo se concentran en lograr el ideal para su propio tipo corporal, son quienes más éxito tienen en su búsqueda por mejorar su cuerpo. 

Actualmente, los medios de comunicación y gran parte de la sociedad nos muestran a mujeres y hombres delgados y musculosos como estereotipos, como ideales, y, mediante la publicidad, se ha llegado al punto de creer que estos cuerpos son totalmente posibles de lograr por cualquier persona, con lo que la mayoría de las personas comienzan dietas y programas de ejercicios con metas y esperanzas poco realistas.

 Si nosotros nos esforzamos continuamente en lograr un ideal socialmente impuesto, nunca podremos liberarnos de nuestras inseguridades ni conocernos verdaderamente a nosotros mismos. Lo que debemos hacer, en cambio, es asumir el propio cuerpo, con sus encantos y debilidades, y a partir de allí emprender la actitud de mejorarlo todo lo posible, pero sin basarnos en el tamaño o forma que esté de moda.

El tamaño y la estructura de nuestro cuerpo refleja no sólo nuestros hábitos de comidas y ejercicios, sino también nuestra genética. El papel de este último factor para determinar el peso varia significantemente entre las personas. Todos nacemos con un cierto tipo de cuerpo, el cual es heredado de nuestros padres. Podemos heredar parte de nuestra familia paterna como materna. O de ambas.
Solo cuándo entendemos y apreciamos nuestros cuerpos, somos capaces de trabajar con ellos, y no contra ellos. Todos podemos mejorar nuestra apariencia, niveles de salud, y desempeño físico, aplicando los principios de un programa seguro y efectivo, tanto de dieta alimentaria como de ejercicios.

Incluso si nosotros tenemos una predisposición genética, la manera en que desarrollamos nuestra vida es lo que, en definitiva, terminará determinando si llegaremos o no a ser gordos, por ejemplo. Los genes juegan, claramente, un papel clave, pero ciertamente no determinan lo que comeremos en el día o cuántas veces ejercitaremos nuestro cuerpo. Y más allá de los genes, tendremos pocas oportunidades de mantener un buen cuerpo y una buena salud si llevamos un estilo de vida poco sano.

 Cierto es que no todos podemos ser muy delgados. Pero si es verdad que cada uno de nosotros puede llegar a tener un muy buen cuerpo y ser muy saludable. Estando atento de lo que se come, y cuánto se ejercita, se puede ser capaz de lograr un físico óptimo, aún sin llegar al ideal de delgadez que impera en la sociedad.

 Aceptar esto no significa resignarse y sentir que no vale la pena hacer algo. Significa, por el contrario, que uno puede sentirse bien con sí mismo y lograr un buen cuerpo, sin necesidad de “morir en el intento”, lo que suele suceder cuando lo objetivos son poco realistas. En otras palabras, ser lo mejor que se puede ser, incluso a pesar de ciertas condiciones genéticas, y de los estándares actuales de la sociedad.

La importancia de la buena imagen corporal
Para lograr este óptimo nivel de bienestar, debemos tener una buena imagen personal. Esto significa que las sensaciones que tengamos con respecto a nuestro cuerpo deben ser positivamente firmes, y no influidas por acontecimientos de nuestra vida diaria.

 Para muchas personas, los problemas de sus vidas se proyectan en sus cuerpos. Muchos suelen decir “Si fuera más delgado o más musculoso, habría logrado practicar ese deporte, obtenido el trabajo, ser elegido… Si solo fuera más delgado o más musculoso, podría tener más amigos, encontrar el amor buscado, ser feliz…» Este lo vemos habitualmente en muchas personas y también se intensifica por las imágenes que vemos en la publicidad.

 Cuándo se tiene una imagen personal positiva, se puede aceptar y respetar el propio cuerpo; y es también más probable que con esta actitud positiva, que estimule el ejercicio y la vida sana, se logre mejorar el mismo cuerpo.

 Por eso, permanezcamos positivos, fijémonos metas realistas, miremos siempre para adelante y disfrutemos de todos los maravillosos beneficios de un estilo de vida saludable, activo, y con un cuerpo en buen estado.

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