Cuando hay angustia, falta de voluntad, desinterés en las cosas por las que antes nos interesábamos, irritación excesiva, mal humor permanente, insomnio, inestabilidad emocional. Cuando hay problemas de alimentación o adicciones. Cuando hay temores varios, preocupaciones excesivas, rituales, evitación a enfrentar objetos o situaciones (hablar en público, situaciones sociales). Cuando la persona se enferma con frecuencia. Estos son síntomas a tener en cuenta para tomar la iniciativa de consultar con un psicólogo para empezar una terapia.
Estos son algunos de los síntomas que pertenecen a los diversos cuadros psicológicos.
Así como hay cuadros que no se soportan y por los que la persona consulta casi inmediatamente como son los ataques de pánico, hay otros síntomas que se incorporan a la cotidianidad como parte de la personalidad del sujeto, como algunos rituales y la timidez, siendo que éstos pueden ser tratados y mejorar notablemente la calidad de vida de una persona.
Hay otro caso en los que las personas se resisten a buscar ayuda, por ejemplo cuando la depresión proviene de una causa real, por ejemplo falta de trabajo, divorcio. Creen que como el terapeuta no les puede restituir la falta, es inútil pedir ayuda. Es fundamental tener en cuenta que la ayuda terapéutica consiste en dar herramientas para atravesar esa realidad difícil.
Además de estas situaciones hay otras tal vez más disimuladas y que también requieren de la intervención de un profesional.
Por ejemplo, cuando la persona cae siempre en los mismos errores, como aquel que elige mal sus amigos, o sus relaciones de pareja, pierde trabajos, pierde objetos, tiene accidentes repetitivos.
Las personas que demoran en hacer las cosas, que son vuelteras, y esto les provoca pérdidas significativas (amistades, parejas, trabajos).
Aquellos que no terminan lo que se proponen, todo les queda inconcluso.
Los que se boicotean a sí mismos y estando a pasos de lograr lo que se proponen, fallan al final.
Pero es importante y esencial que la persona quiera por sí misma provocar un cambio. Tiene que sentir interés y requiere de mucha fuerza y tenacidad. Si la persona no está dispuesta a hacerlo, nadie puede hacerlo por ella.
Las distintas terapias son:
Psicoterapias (de la conciencia)
Hay de varios tipos, todas buscan la resolución del problema y se focalizan en el aquí y ahora. Son terapias de la conciencia que dan recursos a los pacientes para que puedan enfrentar o manejar sus síntomas.
Es una terapia que trabaja directamente con las conductas, incluso prescribiendo actividades para que el paciente haga entre las sesiones. El terapeuta en estos casos es muy activo durante la sesión ya que ayuda al paciente a focalizar y analizar el problema.
Es una terapia que busca el cómo y el para qué de los síntomas.
Terapia Transaccional
El Análisis Transaccional es un método contractual. “Un contrato es un acuerdo adulto con uno mismo o con otra persona para realizar un cambio. Supone un objetivo que el cliente desea alcanzar, una meta de cambio. Implica un análisis cooperativo entre ambos (analista y paciente) de la situación a resolver y de las posibles opciones y alternativas. Los dos toman el compromiso.
Terapias de objetivos limitados o terapia breve
Esta psicoterapia intenta poner claridad en la problemática actual del paciente. Se trabaja por objetivos. La actitud de terapeuta es activa, aunque no da consejos.
Terapia gestáltica
Es una terapia de la conciencia que basándose en la manera o leyes que aplica la mente para configurar las percepciones, formar los pensamientos y resolver problemas, ayuda al paciente a poder pararse en otro lugar, cambiar de foco, darse cuenta de la estructura que lo envuelve y poder actuar sobre ella. Gracias a esto, la persona puede conocerse mejor y recobrar la creatividad perdida.
Terapia sistémica
Esta terapia se basa en el individuo en base a su entorno familiar, y en sus interacciones con el mundo que lo rodea. Por ello es màs probable que se requiera la asistencia de sus familiares en las sesiones.
Terapia psicoanalìtica: (inconsciente)
No está centrada en los síntomas, abarca toda la vida del paciente.
El paciente es quien habla, asocia libremente, y el terapeuta va guiando con preguntas para que sea el mismo paciente quien descubre los significados.
Consulta a un especialista dependiendo el tipo de terapia que consideres apropiada. Aunque también cabe la posibilidad de un cambio cuando no nos sentimos a gusto.
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