Por Andrea Vartanian |
Etimológicamente, la palabra «entusiasmo» proviene del griego y significa tener un Dios dentro de sí.
El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla. Es un estado de fe, de afirmación de sí mismo.
Es necesario creer en uno mismo, en la capacidad de hacer, de transformarse y transformar la realidad que nos rodea.
El entusiasmo, es el buen ánimo que tenemos para hacer las cosas.
Es interés y placer frente a una cosa, es motivación por lo que se hace, es encontrar agradable el cumplir con determinada asignación o tarea.
Una persona que cuenta con entusiasmo, actúa en sus responsabilidades de la manera correcta, encuentra ameno su trabajo y camino por seguir.
Además una persona entusiasta es la que contagia a otros de ganas por seguir, por actuar, por moverse en busca de un objetivo. Es promover buena energía y generar un ambiente ameno.
El entusiasmo nos hace caminar por la vida con alegría, nos vuelve serviciales con los demás y hace que nuestra actitud nos mantenga firme frente a lo que debemos lograr y hacer.
La clave es tener un objetivo en la vida, un rumbo, una dirección.
Muchas personas se sienten “aburridas”. Y justamente ese estado de aburrimiento les produce una falta de energía enorme, que se traduce en tristeza y muchas veces depresión.
Es clave acompañar el entusiasmo con objetivos, coraje y perseverancia.
Primero es enfocarnos en lo que queremos, cuales son el o los objetivos, ver los pasos que requiere.
Luego es fundamental el coraje, la fortaleza. Accionar frente al objetivo impulsándonos pese a dificultades que se puedan presentar.
Continuar con constancia, ser perseverante. No dejarnos vencer frente a obstáculos. No bajar los ánimos, y para eso es importante no perder de vista el objetivo que impulsó nuestro entusiasmo para querer ver nuestros deseos realizados.
Podemos caer, fracasar, sentirnos agobiados. Pero ninguna planta tiene sus frutos si primero no la plantamos, como debemos plantar nuestro objetivo. Plantarnos nosotros con nuestro entusiasmo para mejorar, para ayudar, por formar cosas nuevas, sabiendo que de eso siempre veremos buenos frutos.
Una vez que estamos encaminados con el entusiasmo, la cosa resulta más fácil.
“Nada grandioso se logra sin entusiasmo”, Emerson.
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