CONCEJO DELIBERANTE DE LANÚS

jueves, 11 de agosto de 2016

INVESTIGACIÓN. Europa importa gas y subsidia a los que menos tienen

En la Argentina, los usuarios pagando con el 400% de aumento y el Estado subsidiando el resto, le puede garantizar una rentabilidad a los inversores. En una década, el país pasó de exportar 6,6 mil millones de m3 a importar casi 12 mil milones. Energías solar y eólica, las alternativas.


NÉSTOR SIERRA FERNÁNDEZ 
cartaspuntosur@hotmail.com 



La crisis energética llevó a que el Presidente Mauricio Macri tomara la decisión de «sincerar» las tarifas de gas y energía eléctrica, que llevó a incrementarlas hasta 1000 y 500 por ciento, respectivamente. Tras los fallos judiciales luego de las protestas populares, el Gobierno decidió ponerle al tarifazo un techo de un 400 por ciento.

Esos aumentos fueron consecuencia de la quita de los subsidios en las facturas que brindaba a los usuarios el gobierno de Cristina Fernández.

Tanto el gas como la electricidad tienen costos de exploración y explotación en el primer caso y de generación en el segundo y, junto con el agua, de transporte, de distribución, a lo que hay que sumarle lo que consumimos, y todas esas instancias las pagamos los usuarios. 

Ejemplo arbitrario: hasta diciembre pasado, de cada 500 pesos que consumíamos, a las empresas distribuidoras (Metrogas, Edesur y AySA, en el caso de la zona sur del Gran Buenos Aires), les pagábamos 100 y el Estado ponía los otros 400 pesos (en realidad, nosotros mismos con los impuestos), y hoy pagamos una parte mucho mayor, (todavía no todo lo que consumimos) porque aún una parte lo subsidia el Estado, máxime después de los fallos judiciales.

En resumen, lo que se consume tiene un costo, y eso se paga.

Pero cabe preguntarse por qué, de repente, pasó a ser malo el subsidio a los servicios públicos.

Para este informe, PUNTO SUR intentó contactar al ex secretario de Energía Daniel Montamat, una fuente de consulta permanente sobre el tema energético. Pero su secretaria contestó días después del pedido que Montamat «prefiere no responder sobre el tema dado su carácter de actual miembro del directorio de YPF». Raro: el 17 de julio, en una nota sobre el tema publicada en «La Nación», el funcionario aparece como una fuente consultada por el periodista Carlos Manzoni. 

En ese artículo, Montamat estimó que «se está frente a uno de los mayores retrasos tarifarios desde que se tiene estadística en la Argentina. La distorsión de los precios de gas en todo el período kirchnerista, por razones de discrecionalidad política y por políticas populistas, fue extraordinaria», lo que desalentó las inversiones.

Según lo que investigó este medio, la política de algunos gobiernos europeos, incluso de derecha, desmienten el consabido concepto que «las inversiones no vienen por los subsidios ». 

La mayoría de los países europeos deben importar gas desde Rusia y naciones cercanas: son los casos de España, Francia y, en menor medida, Alemania, que obtiene gas de su propio territorio, pero le alcanza para un 12 por ciento del consumo. 

En España «hay varias empresas de distribución de gas. El mercado está liberalizado, y aquí se paga toda la factura sin subsidios», cuenta para este informe una usuaria española que vive en Toledo y trabaja en Madrid. «Sólo son subsidiados algunos colectivos como jubilados, parados (desocupados), personas en riesgo de pobreza o con minusvalías, pero son escasos». 

Francia importa de Ucrania todo el gas que consume, ya que, como España, carece de yacimientos de gas. Las tarifas están controladas por el gobierno de Françoise Hollande, y la gente de bajos recursos, de acuerdo a la declaración impositiva, tiene subsidios de la región en la que viven, financiados por impuestos locales. 

Además, en el país galo están prohibidos en invierno los cortes de gas y electricidad por falta de pago. 

En tanto, Alemania produce el 12 por ciento de lo que consume; el resto lo importa de Rusia (37 por ciento), Holanda (25%), Noruega (20%) y 6 por ciento de otros países. Por eso y por exigencia de la Unión Europea, el Estado alemán, a la par de sus vecinos, fomenta el uso de energías renovables, y recompensa económicamente la reconversión a este tipo de fuentes. 

Un dossier de la embajada teutona en Buenos Aires explica que es «obligatorio el uso de energías renovables en edificios nuevos (biomasa solar y geotérmica)». 

Además, «el programa alemán de incentivos de mercado, invirtió 500 millones de euros en el equipamiento de edificios ya existentes con instalaciones de calefacción basadas en energías renovables en 2009, induciendo inversiones privadas adicionales por 2600 millones de euros».

«La alimentación en red de electricidad de nuevas plantas y calor es recompensada », agrega el dossier. 

Con respecto a las energías solar y eólica, es hoy normal ver en los campos franceses y españoles las filas de paneles solares y molinos pertenecientes a parques eólicos, que instalados en los pueblos por la empresa de electricidad, dan energía a las grandes ciudades, como Madrid o París, energía que, como en Alemania, es utilizada también para calefaccionamiento. 

Gas: de exportar a importar en una década.

La realidad indica que, según datos del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas, en 2005 Argentina exportó 6.600.108 miles de metros cúbicos de gas, y en 2015, último año con datos disponibles, importó por 11.388.077 Mm3. Según Montamat, la causa hay que buscarla en el retraso tarifario, pues nadie invierte donde no va a tener ganancia. Pero no es lo mismo actualizacion tarifaria que subsidio, pues el kirchnerismo pudo haber incrementado las tarifas y asegurarle así una ganancia al inversor, pero subsidiándole ese aumento a, por ejemplo, las capas más postergadas de nuestra sociedad. Los casos europeos son muestras de ello.

En el período enero - junio de este año, 52 empresas produjeron 18.561.931 miles de metros cúbicos de gas, según datos del Ministerio de Energía, pero en ese mismo período, en el Puerto de Escobar entraron barcos importadores que trajeron, 840.113 miles de metros cúbicos de gas y, en ese puerto, al 31 de agosto, las importaciones de los primeros ocho meses del año totalizarán 2.186.655 miles de m3. En tanto que en el otro puerto receptor, el de Bahía Blanca, entre el 1 de enero y el 31 de este mes habrán entrado 2.022.291 miles de m3., de acuerdo a datos de la Empresa Nacional de Energía (Enarsa).

El GNL (licuado, estado en que se transforma el gas para poder transportarlo en barco, congelándolo a -110 grados) procede de (le compramos a) Nigeria, Qatar, Guinea Ecuatorial, Noruega, Estados Unidos, Trinidad y Tobago, Australia, Bélgica, Algeria, Reino Unido y Angola. Desde estos países, Argentina habrá importado gas, al 31 de agosto, por 811.044.207 dólares. 

Vía gasoductos, también le compramos a Bolivia y Chile. El país trasandino nos vende el sobrante de lo que ellos importan y no consumen, y le pagaremos 95 millones de dólares. Pero debimos recurrir a ellos porque Bolivia, que sí es productor, decidió venderle a Brasil, que en esta época también aumenta su consumo, gran parte de la cantidad de metros cúbicos que tenía pactado con Argentina, por lo que la cantidad entregada fue un 19 por ciento menor a la pactada.

Subsidios, inversión y energías renovables. 

La solución que ideó Macri parece haber hecho agua: quita de subsidios más aumento de tarifas, igual menos consumo y acercamiento al costo de producción y transporte. Pero gracias a la protesta y la justicia platense, debió retroceder y fijar el tope del 400 por ciento y ampliar la cantidad de usuarios dentro de la tarifa social El faro a seguir debería estar en volver a, al menos, el autoabastecimiento de gas, para lo cual el Estado podría continuar subsidiando una parte del consumo para que ambos conceptos (lo que paga el usuario y el subsidio) superen el costo de produccíón, transporte y distribución, para asegurarle una rentabilidad al inversor, a los que ya producen en el país o a los nuevos capitales.

Mientras, tanto, el Estado nacional como los provinciales y municipales, podrían fomentar, vía baja en la tarifa, la adaptación y utilización de fuentes renovables de energía, alentando la compra de paneles solares y facilitando la inversión privada en parques de energía eólica, mediante, por ejemplo mecanismos como la baja de impuestos. En este sentido, el plan RenoVar, en este caso para la luz, es una buena noticia. Pero solo el inicio. 

Agradecimientos: Estela López (París, Francia); Esperanza Sesmero Dorado (Toledo, España). 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario