Hipólito Solari Yrigoyen y Ricardo Alfonsín en el homenaje al expresidente |
todos".
En el marco de una convocatoria espontánea, militantes de la
UCR y seguidores de Alfonsín se reunieron esta mañana en el
Cementerio de La Recoleta, donde conmemoraron la figura del
histórico líder fallecido el 31 de marzo de 2009, y recordaron los
hechos ocurridos el 30 de marzo de 1987, cuando finalizó el
levantamiento carapintada durante su presidencia.
Al homenaje asistió el hijo del ex presidente y diputado
nacional Ricardo Alfonsín, quien aseguró que "en un día como hoy,
tal vez lo que más deberíamos destacar de Raúl Alfonsín, es su
permanente esfuerzo por el diálogo y la búsqueda de consenso
esenciales entre los argentinos".
Acompañado por Hipólito Solari Yrigoyen, militantes y
seguidores, Alfonsín llamó a que "la dirigencia política se
abstenga de incurrir en comportamientos que alejen la posibilidad
de lograr esfuerzos mancomunados".
"Hay que recuperar la ejemplaridad. Solo así resultará
creíble y fructífera la convocatoria a la solidaridad para avanzar
en la construcción de una sociedad más justa", expresó.
En el acto también se recordaron los hechos ocurridos en la
Semana Santa de 1987, cuando oficiales del Ejército comandados por
Aldo Rico, concretaron el levantamiento carapintada al considerar
que la Ley de Punto Final "no era suficiente".
Lo cierto es que Alfonsín, en medio de una democracia que aún
dejaba ver huellas de la sangrienta dictadura, intentó llevar
adelante una serie de medidas para contener el descontento en las
Fuerzas Armadas, que incluyeron en 1986 su intervención personal
para que el Congreso sancionara la Ley de Punto Final, que imponía
un plazo de 60 días para procesar a acusados de delitos de lesa
humanidad.
Sin embargo, aquella Ley estaba lejos de conformar y estalló
la rebelión, aunque millones de argentinos salieron a las calles a
condenar el hecho y manifestar su apoyo al gobierno constitucional,
actitud a la que se sumaría hasta la central de trabajadores, con
un paro de apoyo.
Casi sin apoyo de fuerza leales, Alfonsín temió un
derramamiento de sangre y optó por concurrir el 30 de abril a Campo
de Mayo y, horas después, formuló el histórico discurso ante la
multitud reunida en la Plaza y aquel saludo de "¡Felices Pascuas,
la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina!", tras dar
la garantía de que no habría nuevos juicios contra militares por
violación de derechos humanos, a través de una futura Ley de
Obediencia Debida.
A 26 años de aquel episodio, su hijo Ricardo expresó hoy en
La Recoleta que "no hay democracia perdurable sin ciudadanos
democráticos y activos", y reafirmó que "sin participación no hay
libertad".
A la vez, al destacar las enseñanzas de su padre como
presidente, afirmó que aprendimos "que no hay democracia fuerte sin
diálogo y que los gobiernos son los primeros responsables de
hacerlo posible", también que "no hay democracia en serio donde
reinan la desigualdad y las injusticias, porque sin solidaridad
social no hay igualdad".
En el cierre del acto, los militantes depositaron flores a
los pies de la tumba de Alfonsín, que falleció hace 4 años a los 82
años, a consecuencia de un cáncer de pulmón.
Su última visita a la Casa Rosada la concretó el 1 de octubre
de 2008, cuando la presidenta Cristina Kirchner y el ex presidente
Néstor Kirchner lo recibieron en ocasión de inaugurar su busto en
la Sala de Presidentes de la Casa Rosada.
Aquel día, Cristina pronunció un emotivo discurso frente a
Alfonsín, quien agradeció sus palabras y tomó el agasajo "a la
democracia conseguida por todos los argentinos y no a mi persona".
(Télam).-
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